Hace 10 años recorrí en compañía de mi colega Luis la primera ruta con alforjas. El resultado fue tan gratificante que desde entonces todos los años rodamos en plan cicloturista algunos cientos de kms buscando los paisajes mas espectaculares, las zonas más recónditas y menos conocidas.
Por aquel entonces apenas se conocía algo acerca de una "Ruta de Cid", así que recabamos la información que pudimos y nos pusimos en marcha, desde Medinaceli (Soria) hasta Valencia. En recuerdo, casi homenaje a aquella ruta hemos decidido completar las primeras etapas de la misma, para las que entonces no tuvimos tiempo :
DOMINGO 28,9 : Aunque el tren llega a Burgos con bastante retraso tenemos toda la tarde para rodar los 65 kms que nos separan de Sto.Domingo de Silos. La ruta está en plena promoción, hay pagina web, tracks para GPS, folletos, y el camino está señalizado por lo que en principio no hay
mayor problema que las propias fuerzas, pero el amigo Murphy siempre acecha y en apenas una decena de kms de andar por las altas parameras burgalesas ya estamos perdidos. Las vallas crecen por los campos mas que las setas y una de ellas nos obliga a dejar el trazado del GPS y confiar en las señales pintadas en las piedras del sendero, hasta que nos despistamos definitivamente atrapados en una red de pistas construidas para la instalación de los molinos de viento que adornan todos los cerros. Otro detalle de modernidad y surrealismo: aquí , en medio de la nada, a pocos kms de Atapuerca donde reposan los restos del "Homo Antecesor", pongo el móvil y felicito a mi hija por su cumpleaños.. Ella está en Nueva York.
Cualquier situación empeora si se la deja, y si se intenta solucionar atajando se puede convertir en una odisea… vamos que acabamos empujando la bici por medio de un sembrado intentando recuperar el rumbo. Cuando lo conseguimos rodamos por pistas escondidas, zonas boscosas y solitarias, agradables de recorrer, pero hemos perdido mucho tiempo y tenemos que decidirnos por tomar el asfalto para recuperar ritmo antes de que desaparezca la luz. Al final tenemos que quedarnos en Covarrubias, bonita población donde anduvo Fernán González en su empeño de crear la nación castellana. Están de fiestas así que podemos bailar un vals o paquito el chocolatero, pero apenas conseguimos picotear algo para cenar porque las cocinas de los bares están cerradas.
LUNES 29,9 : El recorte de ayer nos añade mas distancia para hoy, y como queremos tener tiempo para disfrutar del río Lobos decidimos ir por asfalto. Santo Domingo de Silos-Murphy-Lunes cerrado. El cura de la entrada muy simpático, amable y dicharachero pero no nos deja asomarnos para ver el claustro románico (lo conseguimos brevemente en un descuido).
Paseamos por el Desfiladero de Yecla, estrecho pasaje entre altas y verticales paredes y seguimos por carreterillas de 4ª hasta Hontoria del Pinar.
Aquí empieza la joya de la ruta, el Cañón del Río Lobos. El sendero aunque no es muy apropiado para ir con alforjas, es una gozada que zigzaguea entre los pinos y vadea el cauce seco del rió. A mitad del cañón , cuando las paredes se empinan y se cierran sobre el lecho, empieza a fluir.
Una estampa casi idílica, pozas profundas, juncos, nenúfares, buitres, la ermita templaria de San Bartolomé asentada en una luminosa pradera en un recodo del barranco.
Una estampa casi idílica, pozas profundas, juncos, nenúfares, buitres, la ermita templaria de San Bartolomé asentada en una luminosa pradera en un recodo del barranco.
Todavía mas abajo algunos recuerdos de hace años, cuando acampé por aquí varias veces, ahora está irreconocible, han crecido unos chopos inmensos que ocultan a la vista los farallones rojizos.
El cañón finaliza bruscamente y rodamos rápidos hasta Burgo de Osma, una cervecita junto a la catedral -cerrada también- es el perfecto colofón de la jornada.
El cañón finaliza bruscamente y rodamos rápidos hasta Burgo de Osma, una cervecita junto a la catedral -cerrada también- es el perfecto colofón de la jornada.
MARTES 30,9 : Unos primeros kms increíbles que discurren por bosques de encinas, de sabinas, de pinos. Se nos cruza un zorro, un corzo, la naturaleza a tope, aunque el camino a veces se medio pierde y se nos encoge el ánimo pensando en que tengamos que volvernos por donde hemos venido. No es el caso, y durante casi 3 horas disfrutamos como enanos de la bici y del paisaje. Por esto merece la pena sudar.
Después de Berlanga de Duero el cambio es radical, paisaje áspero, estepario, apenas hay matojos entre el suelo pedregoso, aunque siempre hay alguna sorpresa, como el curso del río Escalote, cortados y buitres. Transitamos el resto de la larga jornada por pequeñas carreteras locales, pequeñas aldeas, muchos restos de antiguos pobladores, tierra reseca.
¿Qué buscaban aquí los romanos? , ¿Qué hace aquí la gente? Tan cerca de casa y tan lejos, es como estar en la Luna. Por fin Medinaceli, casas restauradas, calles empedradas, un poco como un decorado sobre esta alta atalaya. Sublime el arco romano del siglo II, fotogénica la plaza Mayor, amplísima y porticada.
Después de Berlanga de Duero el cambio es radical, paisaje áspero, estepario, apenas hay matojos entre el suelo pedregoso, aunque siempre hay alguna sorpresa, como el curso del río Escalote, cortados y buitres. Transitamos el resto de la larga jornada por pequeñas carreteras locales, pequeñas aldeas, muchos restos de antiguos pobladores, tierra reseca.
¿Qué buscaban aquí los romanos? , ¿Qué hace aquí la gente? Tan cerca de casa y tan lejos, es como estar en la Luna. Por fin Medinaceli, casas restauradas, calles empedradas, un poco como un decorado sobre esta alta atalaya. Sublime el arco romano del siglo II, fotogénica la plaza Mayor, amplísima y porticada.
Esto se acaba, solo nos queda descender hasta la estación y volver a casa.