Por desgracia el tiempo no acompaña y el día se presenta frío, adusto,amenazante, así que de entrada ropa de invierno que después incluso se quedará corta. En los primeros kms han incorporado unas trialeras tremendas, un sendero resbaladizo con unas pendientes importantes y aunque al principio me atrevo a bajar montado, la triste realidad se me viene encima, mejor dicho yo me caigo encima encima de la realidad, vamos que me ostio. No es nada, algún rasguño y moratón, pero ya me ando con precaución y veo con envidia como los machacas bajan a toda leche mientras yo bajo andando con cuidado, menos mal que alguno que otro también es de la infantería y anima mi maltrecha moral.
Solventado el mal trago solo queda apretar los riñones y salvar los mas de 700 mts de desnivel que tenemos hasta coronar en los remontes del Pla de Beret. Aunque duro, este tramo es una gozada, ganando altitud viendo constantemente el valle de Aran, con sus pueblecitos tan típicos y aseados aquí y allá, su verde intenso, sus espesos bosques, y sus impresionantes picos (alguno ya con nieve) rodeando el valle.
El suelo esta húmedo y hay trechos que las ruedas se pegan y la bicicleta pesa como un camión, también pudiera ser que mis piernas no dan para más, pero antes de que la cosa se ponga fea de verdad y después de un par de rampas duras, duras, llego a los 1800 mts de altitud, donde acaba lo mas fuerte de la ascensión. Ahora la niebla empieza a ocultar el paisaje y parecemos fantasmas recorriendo el tramo de campo a través que nos lleva hacia la estación de Beret.
El resto de la ruta resulta una dura prueba, llueve con fuerza y ya voy calado hasta los huesos, es todo prácticamente bajada, a ratos trialera y siempre embarrada, debería ser una gozada descender viendo todo el valle a mis pies pero con la lluvia, el frío y la niebla la mayor alegría me la llevo al llegar a meta y poder quitarme la ropa empapada. Ahora a recuperarse.
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