Una agradable ruta de domingo, recorriendo pistas y senderos por la Casa de Campo, con Pablo "Harpo-Kgb" , charleta, risas, deporte y birras, o sea lo normal. Pablo no solo es buen compañero, mejor amigo y ciclista excepcional, ademas es un prosista sobresaliente, asi que aquí os dejo con su crónica de la jornada :
Íbamos Pepe y yo bajando por las senditas de la Casa de campo, haciendo uso del “Iubilare” latino a la vez que hablando de él. De la gran falacia de la promesa laboral: el aumento de sueldo, la consecución de un puesto mejor, la reducción de jornada, y, por supuesto, la tranquilidad de una jubilación bien merecida, que se disipan más aún de lo que ya estaban disipadas (se acabará trabajando hasta el infinito) fuera esto evidente o no, según el grado de videncia de cada cuál. En definitiva, digo, lo importante del Jubileo son los tres parámetros que encontramos, como una hallazgo repetido, en la Casa de campo: en primer lugar, una festividad que se celebra cada cincuenta años, que era, casi, el tiempo que llevábamos sin coger la bici, desde aquellos tiempos de los fríos, las lluvias, y las nieves. En segundo, gritar de alegría, que es el verdadero significado de la palabra: algo que hicimos hoy a cuatro carrillos (dos cada uno), de la alegría de ir subiendo y bajando senderitos, tomando curvas y dando saltitos, rodeados de lo que íbamos rodeados. Y en tercer lugar: retirar del servicio a una persona que ya está cansada.Me explico: una vez cumplidas las tres horas, con las piernas y el cuerpo cansados, nos dimos a la cerveza sin alcohol bajo la protección de Argos, el de los cien ojos, sin dejar de agradecerle a este pequeño “jardín de los senderos que se bifurcan” el iubilare que se va achicando una vez pasado el Manzanares.
Íbamos Pepe y yo bajando por las senditas de la Casa de campo, haciendo uso del “Iubilare” latino a la vez que hablando de él. De la gran falacia de la promesa laboral: el aumento de sueldo, la consecución de un puesto mejor, la reducción de jornada, y, por supuesto, la tranquilidad de una jubilación bien merecida, que se disipan más aún de lo que ya estaban disipadas (se acabará trabajando hasta el infinito) fuera esto evidente o no, según el grado de videncia de cada cuál. En definitiva, digo, lo importante del Jubileo son los tres parámetros que encontramos, como una hallazgo repetido, en la Casa de campo: en primer lugar, una festividad que se celebra cada cincuenta años, que era, casi, el tiempo que llevábamos sin coger la bici, desde aquellos tiempos de los fríos, las lluvias, y las nieves. En segundo, gritar de alegría, que es el verdadero significado de la palabra: algo que hicimos hoy a cuatro carrillos (dos cada uno), de la alegría de ir subiendo y bajando senderitos, tomando curvas y dando saltitos, rodeados de lo que íbamos rodeados. Y en tercer lugar: retirar del servicio a una persona que ya está cansada.Me explico: una vez cumplidas las tres horas, con las piernas y el cuerpo cansados, nos dimos a la cerveza sin alcohol bajo la protección de Argos, el de los cien ojos, sin dejar de agradecerle a este pequeño “jardín de los senderos que se bifurcan” el iubilare que se va achicando una vez pasado el Manzanares.
- - - - - - - - - -
Además hay cámara nueva, a ver que tal queda el video :
CON PABLO POR LA CASA DE CAMPO from jose izquierdo on Vimeo.
Pues mira que bien, como son dos años más trabajando, más libres seremos...¿a que si Harpo?,
ResponderEliminarYa sabeis que yo simplifico mucho las cosas...
No sé porque me da que tu vas a ser uno que le gusta mucho simplificar las cosas, que pregunta siempre ¿a qué sí, Harpo?, y uno que se esconde siempre diciendo "no voy a decir quien soy". Vamos, uno de esos que se repiten para hacer grupo...¿a qué sí, Harpo, a qué sí?
ResponderEliminar