Al salir de casa el termómetro marca -3º así que voy abrigado a tope, aunque la mañana tiene una pinta estupenda. Guadarrama, aparcado al sol la sensación es agradable y decido quitarme algo de ropa porque seguro que con la cuesta que nos espera al principio vamos a sudar como condenados a galeras, aunque vayamos a la sombra del pinar.
El embalse de la Jarosa es buena muestra de los meses que llevamos sin lluvia y está muy bajo de nivel. Algunos pescadores parecen tener acorralados a los peces contra la orilla de enfrente.
Abandonamos nuestra habitual subida por asfalto y nos lanzamos a investigar nuevas pistas, que resultan estar en muy buen estado para rodar y salvar el importante desnivel que presenta el ascenso por las laderas de Cabeza Lijar. Alguna rampa desanima al verla en toda su longitud y con bastante inclinación, a ritmo, piticlin, piticlan, piticlin, piticlan.
Puerto de los Leones, lo más duro ha pasado, corto descenso por carretera y desvío por el Pr-30, Camino de los Lomitos, rumbo a Cercedilla. Hasta hace un año esta pista resultaba muy entretenida con largos tramos pedregosos, pero ahora las máquinas han dejado una traza limpia y apelmazada, con lo que el pedaleo es fácil y se puede disfrutar de las hermosas vistas que durante varios kms. tenemos sobre un valle coloreado por el otoño.
Brusco descenso y buenas pistas nos llevan por Los Molinos atravesando amplios prados y fresnedas. Ermita de Virgen del Espino, entre piedras, agua, árboles y apacibles vacas, invita al descanso.
Aun nos queda algun repecho corto pero intenso antes de terminar esta ruta, no muy larga pero algo exigente, así que nos hemos ganado un par de cervezas. A por ellas.
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