Empezamos por un caminillo que teniamos pendiente de investigar y ¡ sorpresa ! una valla nos corta el paso. Por supuesto no seria la primera que nos saltaramos pero en esta zona la experiencia nos dice que acabaremos medio perdidos por los prados y que la valla del otro lado (que seguro que la hay) sera casi imposible de pasar, eso si no acabamos rodeados por la mitad de la cabaña vacuna de Madrid, que tampoco seria la primera vez. Así que pasamos y tomamos por los caminos conocidos.
Rodamos sin mayores problemas, tramos entretenidos y mucha variedad de pistas, anchas y estrechas, pedregosas o lisas, o con regueros, o senderillos... de todo un poco, hasta encontramos un bunquer muy bien conservado de la batalla de Brunete, o sea un paseo con sustancia.
Unos cazadores han hecho un alto y están preparando el almuerzo, unos chuletones se churrascan al fuego.. joder nos hemos equivocado de actividad, nosotros solo llevamos barritas energeticas.. manda huevos.
Abrir y cerrar puertas para el ganado es un rato entretenido, asi que los siguientes kms. cunden poco, pero conseguimos seguir por la ruta prevista. Ermita de Valmayor, un agradable entorno y un bonito camino nos conducen hasta el embalse, que tiene un buen nivel de agua y una bucólica estampa otoñal.
Piedras (muchas) y arena (muchisima), hasta Valdemorillo tenemos que afinar con la técnica para rodar por un camino un tanto complicado, pero conseguir pasar sin echar pie a tierra es una buena forma de acabar la pedalada.
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